¿Qué va primero? ¿La tecnología o la estrategia? Hablemos sobre la estrategia emergente para el advenimiento de la Inteligencia Artificial.
Por: Alejandro Salazar
Una de las trampas en las que caen las compañías es confundir tecnología con estrategia. Con cada advenimiento tecnológico, ahora la Inteligencia Artificial (IA), las compañías se apresuran e implementan un nuevo plan estratégico, bajo la mirada de “adopte o muera”… El resultado es que terminan convergiendo, al hacer todas lo mismo.
Es cierto, tecnología y estrategia tienen conexiones en su naturaleza emergente; ambas son dominadas por doers o hacedores que, en la ejecución, revelan resultados no buscados, al romper algún paradigma.
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Por ejemplo, así pasó con el desarrollo tecnológico de CRISPR, que pasaron de producir un yogur a editar un genoma y también con la estrategia emergente de Nvidia, la más reciente trillonaria gracias a sus desarrollos en IA, que comenzaron en el camino de desarrollar los chips de computadores, que luego que permitieron la era multimedia y de videojuegos.
Estrategia y tecnología tienen una diferencia esencial: mientras la tecnología es un gran ecualizador y una fuerza de convergencia, la estrategia es un gran diferenciador y una fuerza de divergencia. La virtud de la tecnología (ecualizar), también es su gran problema (atraer hacia la convergencia).
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Es por esto que la tecnología exige aún más estrategia, para enmarcar con precisión, el valor y la ventaja de la organización desde la identidad y evolucionar desde allí.
Tampoco se trata de evitar la tecnología. La clave es verla en función de cómo afecta el desarrollo de las capacidades distintivas de un negocio, siempre coherente con su core.
El problema es que con cada nueva ola (ahora es la IA) las compañías entran en pánico y solo terminan con mejoras, pero en dirección de la desventaja. La estrategia, en cambio, se basa en cómo ser único, no mejor. Y esa unicidad se construye desde una inteligencia colectiva de la organización, que la IA nunca podrá suplantar.
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Es la ciencia o ingeniería que permite desarrollar máquinas computadoras que simulan la mente humana para la resolución de problemas y toma de decisiones.
Según IBM, la IA se diferencia de los sistemas informáticos en función de la racionalidad que puede desarrollarse, es decir, sistemas que actúan como humanos.
Es aquella que surge de acciones e iniciativas no planificadas dentro de una organización. Es una herramienta de gestión que identifica o se encuentra con resultados imprevistos, durante la ejecución de una estrategia. Esos hallazgos nutren el resultado final de la estrategia y son tomados en cuenta para sus planes futuros, así haya sido un resultado inesperado.
En el mundo organizacional se dice que tiene un enfoque de abajo, hacia arriba.