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Los pros y los contras de la automatización del trabajo

La tecnología avanza rápidamente y genera cambios, sobre todo en el ámbito laboral. Hay quienes afirman que la automatización traerá más trabajo y otros que dicen que disminuirá la posibilidad de conseguir uno.

El futuro laboral está ligado directamente al avance acelerado de la tecnología, que cada vez presenta más dispositivos y máquinas para facilitar la vida de las personas. Pero ¿en qué momento puede esto representar la desaparición del trabajo para las personas?


Más allá de los beneficios que han traído a la humanidad, por ejemplo, la invención de la imprenta o la aparición de internet, la tecnología también ha sido responsable de la reducción de mano de obra en la realización de ciertas tareas. En la Revolución Industrial, por poner un caso, el trabajo de personas se reemplazó por telares y otras máquinas, lo que dio lugar a la producción en masa y a un nuevo tipo de trabajador, el obrero, y permitiendo el crecimiento del comercio y por ende del consumo, que generó nuevos empleos.


Otro ejemplo no tan lejano –cumplirá medio siglo en 2017– es el cajero electrónico, un invento del escocés John Sheperd-Barron, que no solo permite retirar dinero de los bancos sin necesidad de ser atendido por una persona, sino que también generó su propia demanda al ofrecer nuevos servicios, es decir, la posibilidad de retirar a cualquier hora, incluso cuando el banco esté cerrado.


Como estos, muchos otros inventos y evoluciones tecnológicas siguen apareciendo y de algún modo abren el debate sobre si ponen en riesgo los empleos tradicionales que conocemos. Hoy el principal temor radica en la automatización, que robots o androides hagan muchas de las labores que realizan los hombres, pues como señaló el economista Andrew McAfee en su charla TED ¿Cómo serán nuestros trabajos del futuro?, “nuestras máquinas han empezado a mostrar habilidades que nunca antes habían mostrado: entienden, hablan, escuchan, ven, responden, escriben… y no dejan de adquirir nuevas”.

Visualiza aquí la charla completa.

Sin embargo, no es tan claro el panorama porque a la par que se automatizarán o desaparecerán algunos empleos, especialmente los relacionados con transporte, logística y trabajos administrativos –según el estudio “El futuro del empleo”, publicado en el 2013 por Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, de la Universidad de Oxford–, otros más serán creados, principalmente en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, es decir, estarán ligados al mundo digital, a la inteligencia artificial, a la robótica y a la impresión 3D, que requiere personal que cree y diseñe, entre otros, objetos como órganos o prótesis humanas que se ajusten correctamente al paciente.

A partir de esto pueden encontrarse dos posiciones acerca del trabajo en el futuro:

Los robots como fuente de trabajo

Los que defienden esta postura, el 52% de los consultados por Pew Research Center, dicen que a pesar de que habrá más máquinas y robots que realicen muchos de los trabajos del hombre, estos necesitarán quién los diseñe, los construya, les haga mantenimiento y los repare.

Vint Cerf, considerado uno de los padres de internet, estima que no hay que alarmarse porque “históricamente la tecnología ha creado más trabajos de los que ha destruido y no hay razón para pensar que esta vez no va a ocurrir lo mismo”. Por eso, en la fabricación de robots se requerirán trabajadores cualificados como ingenieros y programadores y no cualificados como ensambladores.

Otro argumento de este grupo de expertos es la existencia de trabajos que nunca podrán ser automatizados, como todos aquellos que impliquen creatividad, innovación, capacidad de síntesis y resolución de problemas. Un ejemplo de esto son las series: aunque productoras como Netflix o Marvel ya incorporan Big Data para saber qué es lo que le gusta a la audiencia, no pueden prescindir de productores y guionistas, pues estos son los que tienen la capacidad y el talento para crear y contar historias.

Y en esto coincide David Hughes, experto en telecomunicaciones, quien dice que “por mucho que avancen la robótica y la inteligencia artificial, la mano del hombre seguirá siendo necesaria a gran escala”.

Y J. P. Gownder, colaborador en el Informe Forrester 2025: trabajando junto a los robots, se suma a esta posición. Para él, “el futuro del trabajo no va a ser tan funesto como algunos presagian”, el desafío estará en la transformación que hagan las empresas para que humanos y robots trabajen juntos.

En últimas, en esta posición consideran que la inserción de robots al mercado laboral permitirá a los empleados tener más tiempo para otras funciones, pues ya no se harán cargo de tareas mecánicas y repetitivas, además, los ayudará a potenciar sus habilidades para responder eficientemente a las exigencias del entorno.

Generación de modelos de negocio, libro escrito por Yves Pigneur y Osterwalder

De acuerdo con el estudio publicado en 2013 por la Universidad de Oxford, en los próximos 20 años alrededor de 700 trabajos actuales serán realizados por máquinas, lo que significa que el 47% de la población económicamente activa pueda perder su trabajo.

Los autores, Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, señalan que “la fusión de la robótica, las tecnologías de la información y la inteligencia artificial va a tener un impacto devastador en el mercado laboral” y, según ellos, sucederá tanto en los países industrializados como en los que están en vías de desarrollo.

Entre los oficios con mayor riesgo de ser automatizados están los cajeros de bancos o supermercados, los agentes de viajes, los agricultores y los relacionados con el transporte y la construcción, mientras que “los trabajos que requieren creatividad, inteligencia social y un alto nivel de complejidad o destreza no corren tanto peligro”, asegura Osborne.

Las empresas han de ir negociando ya una nueva relación entre humanos y robots, en la que los dos trabajen juntos, en vez de convertirse en meros sustitutos”,  acorde con J. P. Gownder.

Otro de los abanderados de esta postura es el economista estadounidense Andrew McAfee, que asegura que estamos creando “la era de la nueva máquina” y esta trae consigo varios desafíos:

Para que los robots no se queden con todos los trabajos, dice, hay que fomentar el espíritu empresarial y que los sistemas educativos garanticen a las personas la adquisición de habilidades apropiadas para enfrentar estos cambios.

Como cada vez habrá más tecnología y menos trabajo, se deben considerar “intervenciones más radicales”, tales como un ingreso mínimo garantizado para todas las personas, pues la clase media será la más amenazada, lo que creará mayor desigualdad.

Por último, en un informe presentado por Pew Research Center, que recoge la opinión de más de 1.800 expertos en tecnología, robótica, inteligencia artificial y nuevas tecnologías, el 48% coincide con la idea de McAfee de que los robots provocarán más desigualdad, pues al automatizarse unos trabajos y otros no la brecha adquisitiva crecerá.

Ante este panorama de destrucción de empleos, Justin Reich, miembro del Centro para Internet y la Sociedad de la Universidad de Harvard, opina que “los empleos que queden se van a pagar peor y van a ser más temporales de los que tenemos ahora. La clase media se va a hundir”.