La Superintendencia Financiera de Colombia está preparando una serie de cambios importantes en el Sistema de Administración del Riesgo de Lavado de Activos y de la Financiación del Terrorismo (SARLAFT). Estos ajustes buscan modernizar la supervisión financiera en el país y adaptarla a los desafíos actuales.
Dentro de los ajustes más destacados se encuentra la integración de Inteligencia Artificial para mejorar la supervisión y el perfilado de riesgos en las entidades financieras.
Esta tecnología permitirá identificar patrones sospechosos con mayor precisión y en tiempo real, lo que mejorará la prevención de actividades ilícitas como el lavado de activos y la financiación del terrorismo.
¿Qué es Sarlaft?
Es un conjunto de normas y procedimientos que las entidades financieras deben seguir para prevenir que sus servicios sean utilizados para lavar dinero obtenido de actividades ilegales, como el narcotráfico, la corrupción o el terrorismo.
Es importante comprender que Sarlaft no solo aplica a los bancos o entidades financieras tradicionales, sino también a otras organizaciones que manejan dinero o bienes de valor, como las compañías de seguros, casas de cambio y plataformas de pagos electrónicos. Estas entidades deben implementar controles internos robustos, capacitar a su personal y reportar actividades sospechosas a las autoridades pertinentes
Estos cambios representan un paso importante hacia un sistema financiero más seguro y transparente. La implementación de inteligencia artificial permitirá a las autoridades detectar de manera más eficiente posibles actividades sospechosas, lo que contribuye a prevenir el lavado de activos y la financiación del terrorismo. Por otro lado, las nuevas reglas en el mercado de capitales facilitarán las inversiones y promoverán el crecimiento económico del país.
Más novedades
Otra novedad que está en evaluación es la posibilidad de que algunas aseguradoras, que no ofrezcan productos con componentes de ahorro o inversión, queden exentas de cumplir con ciertas exigencias del SARLAFT. Esto podría reducir el costo y la complejidad para estas entidades sin dejar de lado las obligaciones esenciales en la prevención del lavado de activos y la financiación del terrorismo.
Estos cambios reflejan un esfuerzo por parte de las autoridades regulatorias para adaptar las normativas a un contexto financiero globalizado y cada vez más digital, donde la tecnología juega un papel principal para garantizar la seguridad y la transparencia en las operaciones.