Los modelos de negocio colaborativos cada vez ganan más protagonismo. Conozca cómo funcionan, cuáles son sus ventajas y qué pueden aportarle a las organizaciones.
La economía colaborativa permite la consolidación de nuevos modelos de negocio. Para esto, combina la tecnología para que las compañías puedan construir un modelo económico que sea capaz de interconectar el mundo y romper las barreras geográficas.
Ventajas de la economía colaborativa
El consumo colaborativo elimina los costos y tiempos que implica hacer transacciones a través de intermediarios. Por ejemplo, encontrar una asesoría académica o una consultoría en una página web, o rentar un cuarto en otra ciudad directamente con el propietario, anula el paso de buscar una organización que cobra por ofrecer este servicio.
Además del ahorro de dinero, la economía colaborativa es un referente de sostenibilidad por los impactos positivos que genera en el medioambiente: compartir un vehículo, como proponen las aplicaciones de carpooling, o comprar objetos de segunda mano reduce la generación de residuos y la emisión de gases contaminantes.
La economía colaborativa se basa en la democratización y el intercambio cultural pues permite acceder a servicios y bienes que no se encuentran en la oferta del mercado tradicional.
Rollin, por ejemplo, es una aplicación creada en Colombia para incentivar el uso del vehículo compartido; este emprerndimiento ha logrado cerca de 30.000 descargas y tiene aproximadamente 22.000 usuarios registrados. Try my ride es otro sistema de movilidad sostenible que funciona desde una aplicación móvil, en Medellín ha evitado la emisión de 21.274 toneladas de CO2 y sus usuarios han ahorrado cerca de 114 mil millones de pesos.
La clave está en la reciprocidad
Uno de los ejes de este modelo colaborativo son las finanzas colaborativas de las que hacen parte los crowfunding, que buscan la creación y el apoyo de iniciativas sociales y culturales. Su éxito depende de la difusión y visibilidad que se le dé a través de redes sociales y sitios web.
Verkami es un ejemplo exitoso de los modelos de crowfunding; desde 2010 se han financiado a través de esta plataforma cerca de 7.830 proyectos culturales, con una tasa de éxito del 73%. Vermaki, nacida en Barcelona, ha significado una revolución en la demanda y oferta cultural con cerca de 39,5 millones euros recaudados por más de un millón de personas.
Vaki es una muestra de la incorporación de estos modelos de economía colaborativa en Colombia, fue creada en 2015 para financiar proyectos sociales y artísticos, movimientos ciudadanos e iniciativas personales que contribuyan al cambio social, sin necesidad de intermediarios y solo con el apoyo comunitario.
Más conocimiento para las organizaciones
Uno de los potenciales de la economía colaborativa es su capacidad para fomentar el intercambio de conocimientos. En este punto, de acuerdo con Carlos Jaramillo, CEO de Distilled Innovation, las empresas que surgieron en modelos económicos tradicionales están llamadas a vincularse con esos emprendimientos que se caracterizan por la innovación, pese a tener menos recursos, pues se dan en contextos de flexibilidad y dinamismo.
“La tendencia es aprender a cocrear. Grandes y pequeñas empresas pueden trabajar juntas, aportando su conocimiento y habilidades para crear nuevos ecosistemas”, asegura Jaramillo.
Con la llegada de este nuevo modelo de negocio, hoy las empresas están en la obligación de repensar su naturaleza y transformarse no solo con la adquisición de nuevas tecnologías, sino también con la apertura a nuevos pensamientos, miradas y formas de hacer las cosas, en otras palabras, la evolución debe ser constante, pues de esta forma es que se logra ser sostenible en el tiempo y competir con estos negocios emergentes.
Si en la organización consideran oportuno adoptar un modelo de economía colaborativa, es clave en este proceso crear consciencia sobre la importancia de proteger los datos, dar información relevante y ser transparentes.