La cuenta regresiva ya empezó. Desde noviembre de 2025, las empresas del sector transporte deberán cumplir con las nuevas exigencias de la Resolución 2328 de 2025 (SARLAFT) y la Resolución 14673 de 2025 (PTEE), que entra en vigor en el 2026, expedidas por la Superintendencia de Transporte. Ambas reemplazan el antiguo SIPLAFT de 2016 y marcan el inicio de un nuevo ciclo de supervisión, más alineado con los estándares del GAFI y con las mejores prácticas internacionales en gestión del riesgo de Lavado de Activos, Financiación del Terrorismo y Corrupción
Más que un cambio normativo, este momento representa una transformación en la manera en que las empresas del sector deben gestionar el riesgo y demostrar la efectividad de sus controles. Por primera vez, el cumplimiento se mide por resultados, evidencia y trazabilidad, no solo por el cumplimiento documental.
Un nuevo enfoque: de la norma al riesgo real
El antiguo SIPLAFT se centraba en el cumplimiento formal. El nuevo SARLAFT Transporte busca efectividad. Las empresas deben demostrar que sus controles funcionan, que el riesgo se gestiona de forma dinámica y que las políticas reflejan la realidad operativa del negocio.
Esto implica pasar de matrices teóricas a evaluaciones vivas, donde se identifiquen los puntos críticos de exposición según la modalidad: transporte de carga, pasajeros, especial, multimodal o portuario.
La Superintendencia de Transporte será más exigente en verificar la coherencia entre tamaño, complejidad y controles aplicados.
SARLAFT y PTEE: dos sistemas que deben integrarse
Por primera vez, el sector transporte debe integrar los sistemas SARLAFT (Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo) y PTEE (Transparencia y Ética Empresarial). Esta articulación busca una visión completa de los riesgos financieros y éticos.
Ambos sistemas comparten principios comunes: identificación, medición, control y monitoreo de riesgos. La diferencia radica en el tipo de amenaza que abordan:
- El SARLAFT protege la integridad financiera y reputacional.
- El PTEE refuerza la ética corporativa y previene actos de corrupción o soborno transnacional.
Cada empresa deberá garantizar la consistencia entre ambos sistemas, especialmente en la definición de roles, reportes y canales de denuncia. Empresas líderes del sector ya están conformando comités integrados de cumplimiento, en los que convergen oficiales de cumplimiento, auditores, revisores fiscales y directivos.
Los nuevos retos para los oficiales de cumplimiento
El rol del oficial de cumplimiento se fortalece y profesionaliza. La norma exige formación especializada, independencia y respaldo de la alta dirección. Pero más allá del perfil técnico, el verdadero desafío es lograr que el cumplimiento se viva en todos los niveles de la organización.
- Independencia y respaldo: el oficial de cumplimiento debe tener autoridad y autonomía para gestionar riesgos.
- Cultura y formación: la prevención debe incluir a conductores, contratistas y personal operativo.
- Tecnología y trazabilidad: la fragmentación de la información en el transporte exige apoyarse en plataformas tecnológicas que faciliten el monitoreo, la verificación de contrapartes y la generación de alertas.
La nueva supervisión: evidencia, trazabilidad y acción
La Superintendencia de Transporte fortalecerá los mecanismos de control y exigirá evidencias concretas de la implementación de los sistemas.
Cada empresa deberá:
- Certificar la idoneidad y designación formal del oficial de cumplimiento.
- Reportar el estado de avance del SARLAFT y PTEE ante la entidad.
- Mantener soportes de auditorías, capacitaciones y monitoreos.
- Cumplir con los reportes a la UIAF (ROS, AROS y reportes objetivos) dentro de los plazos establecidos.
El cumplimiento, por tanto, deja de ser un tema documental para convertirse en un tema de gestión continua y medible.
Cómo prepararse desde ahora
El tiempo es corto, pero aún es posible avanzar de manera estructurada:
- Diagnosticar la exposición al riesgo: identificar los puntos críticos según tipo de operación, zona geográfica y actores involucrados.
- Actualizar políticas y manuales: pero ajustándolos a la realidad operativa, no como ejercicio de copia y pega.
- Definir indicadores y alertas: que permitan medir la efectividad del sistema.
- Alinear áreas clave: cumplimiento, jurídico, operaciones, tecnología y talento humano deben actuar coordinadamente.
- Asegurar recursos: humanos, financieros y tecnológicos suficientes para implementar y mantener los sistemas.
Una práctica que ya se está consolidando es el uso de herramientas digitales para automatizar la verificación de clientes, proveedores y contratistas, lo que reduce riesgos y garantiza trazabilidad.
Los oficiales de cumplimiento tienen hoy la responsabilidad y la oportunidad de liderar esta transición, transformando la regulación en cultura organizacional, y la prevención en ventaja competitiva. Alcanzar ese nivel de madurez exige combinar conocimiento técnico, compromiso ético y apoyo tecnológico.
En Cadena, acompañamos a las empresas del sector transporte en la adopción del SARLAFT y el PTEE desde una visión integral, que conecta la gestión del riesgo con la eficiencia operativa. Ofrecemos soluciones tecnológicas que fortalecen la trazabilidad, automatizan la verificación de contrapartes y facilitan el cumplimiento ante la Superintendencia y la UIAF, garantizando procesos más confiables y sostenibles.
Cumplir con la norma es el punto de partida. Gestionar el riesgo con inteligencia, transparencia y tecnología es el verdadero diferencial.
En este webinar, explicamos con más detalle la normatividad y respondemos preguntas frecuentes, ¡míralo!: Actualizaciones del PTEE y SARLAFT según la Supertransporte – YouTube